Muchos de los miles de asturianos que se embarcaron en el siglo XIX a hacer las Américas, volvieron pasado el tiempo a su tierra natal. Se les llamó indianos y algunos de ellos volvieron habiendo logrado hacer fortuna. Dejaron buena constancia de su riqueza levantando edificios suntuosos.
En sus pueblos de origen, estos hombres hechos a sí mismos, se construyeron palacetes donde retirarse a vivir de las rentas del dinero logrado con las plantaciones de tabaco o las minas de carbón.
El estilo arquitectónico de las casas de indianos es un tanto ecléctico. No obstante todas ellas pretendían llevar las comodidades y avances de las grandes ciudades al entorno rural donde nacieron sus dueños. Estos palacetes (muchos de ellos pintados de vivos colores) fueron los primeros de la zona en tener cuarto de baño, calefacción, agua corriente y luz eléctrica. Y no solía faltar la palmera en el jardín, sin duda una evocación del éxito obtenido en las aventuras de ultramar.
Llanes es quizás la localidad que conserva un mayor número de casas de indiano como la Casa de los Leones, Villa Concepción, el Palacio de la Marquesa de Argüelles...
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